Publi significa Spam en la Ley de Impulso de la Sociedad de la Información

El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de España está estudiando acometer la reforma de la LSSI-CE y ha llamado a consulta pública sobre el borrador del Anteproyecto de la futura Ley de Impulso de la Sociedad de la Información (LISI).

Y yo aprovecho esta oportunidad para dar mi opinión sobre uno de los temas a debate que es el tratamiento de las comunicaciones comerciales y ofertas promocionales realizadas a través a través de correo electrónico o medios de comunicación equivalentes y no solicitadas que se contempla en el Artículo 20.

Sirvan como ejemplos del tipo de comunicación a que se refiere el Anteproyecto los tres últimos SMS que hoy he recibido en mi móvil, dos de ellos, durante una reunión:

Movistar Info: desde 18/10 llamadas a/desde Andorra, Islandia, y Gibraltar, cambian a Tarifas Zona 2 + info precios web de movistar.” (solicité varias veces a Telefónica la exclusión de mi móvil de mensajes de publicidad o información).

Movistar Info: Desde el 22/10/06 el precio de navegacion en emocion sera de solo 0,50 e/ sesion de 10 min + impuestos ind. Mas info: web de movistar o llame a tal numero.

Alguien te ha preparado una sorpresa, averígualo enviando SORPRESA a tal número. Publicidad. 2 euros + IVA.”

El borrador del anteproyecto dice que las comunicaciones comerciales realizadas por vía electrónica deberán ser identificadas como comerciales, deberán identificar a su autor y en el caso de que se hayan realizado a través de correo electrónico u otro medio de comunicación electrónica equivalente incluirán al comienzo del mensaje la palabra “publicidad” o la abreviatura “publi”.

Evidentemente una comunicación comercial por correo electrónico u otro medio de comunicación equivalente no solicitado se denomina vulgarmente “spam“.

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El argumento oficial mencionado en el anteproyecto es que “esta medida ha sido solicitada en diversas ocasiones por agentes que desarrollan actividades relacionadas con la publicidad a través de telefonía móvil“. Lo cuál es un indignante reconocimiento de que se trata de una concesión a la presión o lobby de un sector que se beneficia con estas malas prácticas afectando el desarrollo normal de todos los demás sectores. Es también un visión ingenua y poco realista de lo que significa abrir las puertas al envío masivo de publicidad legitimada con el paraguas “publi”.

Menudo favor haría esta medida al desarrollo a la industria y al desarrollo de la sociedad de la información. Sus autores deberían visitar un polígono industrial y hablar de este tema con los empleados administrativos y con la dirección. Comprenderán mejor el problema de la “publi“.

Parece que el anteproyectista no ha recibido nunca toneladas de spam en sus cuentas de correo de su despacho ministerial. No ha recibido cientos o miles de faxes con publicidad no solicitada desde Madrid, Barcelona, Bilbao y desde vaya uno a saber dónde, enviados con sofisticados programas informáticos y web-robots con IP totalmente transparente, enmascarada o sustituida. No le han gastado nunca todo el rollo de impresión térmica del fax en menos de una semana. No recibe cuanta basura digital circula por el espectro por haber entregado una tarjeta corporativa en una feria comercial o por haber puesto todos los datos de contacto en la página web de la empresa. Por favor, mira y lee cada uno de los mensajes de éste foro (Foro sobre grave problema telefónico que afecta a España), muchos de ellos escritos por personas que reciben cada mañana varios faxes con “publi” en su teléfono particular enviados por empresas de fax-spam.

El anteproyecto dice que ésto de poner “publi” en el mensaje de Spam, “no supone menoscabo de la protección y de los derechos de información de los usuarios, ya que el término “publi” es fácilmente reconocible como indicativo de “publicidad”. Totalmente en desacuerdo. El problema del Spam no es la incertidumbre sobre el contenido, ni mucho menos lo es el menoscabo a la protección o a los derechos de información del usuario. El efecto del Spam es diferente. El Spam afecta a la privacidad de la gente, del empresario, del trabajador. Es una intromisión en la esfera privada. Es la molestia desmedida, inesperada y sorpresiva. El acoso. La repetición interminable de palabras sin sentido. La pérdida de tiempo. El gasto inútil y forzado. La irritante frustración de sentirte diana del marketing implacable de empresas inescrupulosas. Afecta tantos derechos que no encuentro una palabra que los defina. En ese contexto sería más adecuado que se exija a los spamers que antepongan la palabra “basuri” en vez de “publi”.

Y ya que hablé de marketing, debo decir que el marketing (bien entendido) ofrece soluciones más eficientes que el spam: técnicas de posicionamiento natural o algoritmico en buscadores, posicionamiento patrocinado, newsleters “opt-in”, creando red, etc. (si te interesa el marketing en internet te aconsejo el Curso de Especialización en e-Marketing para Comercio Electronico). Esas empresas de telefonía móvil que pujan por tener mayor presencia en la red que contraten profesionales formados y que inviertan en estrategia para mejorar la fidelidad de sus clientes (que es prácticamente nula) y en nuevos servicios de comunicaciones, información, entretenimiento y comercio electrónico móvil. Pero que no bombardeen ciegamente y todo el mundo con sus intrusivas e insoportables ofertas. Mucho menos con el beneplácito ministerial y legislativo.

Reconozco que en el mundo de la empresa hay situaciones que creo que es legítimo el envío de algún mensaje – no masificado y no solicitado – a clientes potenciales. Tal vez se podrían contemplar situaciones en las que se pueda permitir cierto tipo de mensajes. No me refiero a defender el negocio particular del sector de la publicidad mediante telefonía móvil, sino para mejorar las relaciones y la comunicación comercial de toda la industria y del comercio en general.

Pero antes que nada debería existir un gravamen o tributo cuyos sujetos pasivos sean sólo aquellas empresas autorizadas a enviar bajo registro y control público sus noticias comerciales mediante correo electrónico, telefonía fija o SMS, FAX y otros medios electrónicos. Y con su exclusiva aportación se financie una organización, con características parecidas a las de la Agencia de Protección de Datos y a las del Sistema de Listas Robinson pero centrada en el marketing directo electrónico con la facultad de establecer frecuencias máximas de envío, fijar estándares (dimensión de los mensajes, formatos..), establecer un régimen sancionador, conocer y trazar las vías y redes por donde transita cada “publi“, combatir el spam internacional, y especialmente desarrollar un sistema simple, único, eficiente y gratuito para que el destinatario de los mensajes pueda ser eliminado de cualquier lista de Spam.

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