Marketing viral en la promoción de Corrupción en Miami

Hace unos días me escribió una buenísima amiga (y profesora de Marketing e Investigación de Mercados de una universidad española) para mostrarme éste video que había grabado “por casualidad” en la catedral de León. Me anunciaba que en León (y en otras ciudades españolas) se había creado un movimiento contra la corrupción. La verdad es que cuando ví el video me di cuenta de que se trataba de una táctica de marketing viral y me dejó muy preocupado porque conociendo la seriedad de mi amiga y viendo su compromiso en ésa causa me indicaba que el problema de la corrupción en León era grave.

Hoy, día clave en el suspense creado por el video, se aclararon las dudas: se trataba de una experiencia de marketing viral para promocionar la película Corrupción en Miami de Universal Pictures. Detrás de ésta táctica está Paul Fleming director de la empresa de marketing y publicidad interactiva Barcelona Virtual (y ex responsable de marketing de Microsoft en Europa del Este) que conocí en León en un Curso de Verano sobre comercio electrónico en el que yo hablaba sobre Modelos de Megocios y Paul sobre Internet y el Marketing Social.

Sin intención de cuestionar los resultados de la campaña, ni la experiencia de participar en una estrategia de marketing viral por parte de gente relacionada con el mundo del marketing, me pregunto si es buena idea utilizar el gancho del fin de la corrupción (que todos sabemos que ahí está) para promocionar una película.

5 comentarios en «Marketing viral en la promoción de Corrupción en Miami»

  1. ¿Te refieres a una utilización ética ?
    Si es así, no veo un claro conflicto ético respecto a utilizar el tema “corrupción” como gancho de marketing. La gente suele responder a estímulos recientes y está bien utilizado (éticamente y en términos de resultados, espero por su bien). No creo que se esté banalizando la importancia de la corrupción.

    De hecho, no la incluiría en la categoría de temas publicitarios éticamente reprobables (bajo mi punto de vista): publicidad sexista, fomento del consumo de tabaco/alcohol, impacto negativo en público infantil, control de contenidos, cánones de belleza idealizados…

  2. Yo tampoco veo ningún conflicto ético ni en la categoría de temas publicitarios ni en la forma en que se realizó la campaña, de hecho, como comenté Paul Fleming es un experto (y un pionero) en Marketing Social y ésta campaña tenía como objetivo movilizar a la gente en contra de la corrupción. Y no tengo ninguna duda de las intenciones éticas de los creativos y ni de los actores (ocasionales y espontáneos), y mucho menos las de mi amiga.

    Pero me parece que algo falló. Seguramente por no distinguir con absoluta claridad el objetivo de marketing del producto, y el objetivo de marketing social (en este caso con posicionamiento político incluído) y esto llevó a la gente a una confusión muy parecida a la que produce el spam.

    Seguramente el resultado comercial sea bueno, pero no se produjo el verdadero debate sobre la corrupción que llevaba implícita la campaña viral. A eso me refería, Alfonso.

  3. El comentario analiza si es acertado utilizar el tema de la Corrupción, para desarrollar el marketing viral de un producto comercial, y al mismo tiempo contribuir a una campaña de marketing social sobre ese tema. No se refiere ni a la creatividad ni a la ética.

  4. Porqué en vez de filosofar, no se va directamente a temas concretos de corrupciones sangrantes en oficinillas de la administración (a no A), por decirlo de algún modo. Corrupciones dirigidas por individuos con nombres y apellidos, que desde su puestecillo de ministro, por ejemplo (y de ahí para abajo y también hacia arriba), manipulan realidades, falsean datos, etc etc etc engañando a todos los españolitos que les mantenemos.
    Desde Santiago de Compostela.
    He conocido y conozco la corrupción de muy, muy de cerca, me he enfrentado directamente y me siguen crujiendo. Soy o era (ya no lo tengo tan claro) funcionario público, pero funcionario VERBO, NO SUSTANTIVO, y he sufrido en propias carnes el decir ¡NO!.
    Un saludo, y felices fiestas. Contesto a todos los correos, cuando tengo ocasión.

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