Lima con su enorme tamaño suele asustar a sus visitantes, pero sin embargo, sus museos, sus iglesias y tesoros coloniales están todos situados en el centro histórico de la ciudad. Antiguamente, el centro era un sitio algo sucio y con demasiada gente, pero a base de esfuerzo, el lugar está mucho más mejorado y dan ganas de recorrerlo.
En Lima los recorridos suelen comenzar por la Plaza de Armas, que usualmente era el punto de encuentro y el mercado principal de la ciudad. Muchos años atrás, en ésta plaza solían realizarse corridas de toros. En la Plaza de Armas se encuentra el Palacio de Gobierno, que se posa sobre el palacio que se construyó originalmente para el fundador de Lima, Pizarro. También podemos encontrar la Catedral, la cual fue reconstruida en 1758, luego del terremoto que destrozó el edificio original.
Con la condición de que su padre fuera enterrado en la cripta, la hija de Pizarro ayudó en la financiación de la catedral original. Cerca de la Catedral encontramos el Pasaje de Nicolás de Ribera el Viejo, con hermosas cafeterías, y que el Palacio Torre Tagle, con sus balcones de madera de influencia moruna, es una de las mansiones coloniales españolas más bellas de toda Lima. Al este nos encuentramos la Plaza Bolivar, lugar donde se sitúa el fascinante Museo de la Inquisición. Un poco más alejado del centro encontramos los suburbios costeros de Miraflores y San Isidro, y el barrio de Barranco ofrece una gran cantidad de bares bohemios y llenos de vida. Miraflores tiene su propio centro comercial llamado Larco Mar de estilo americano, con bolera, multicine, bares, restaurantes, discotecas y música en directo.
Algunos de los otros lugares de visita obligada son el Museo de la Nación y el Museo de Oro, con su colección de impresionantes artefactos de oro. En lo que respecta a la gastronomía peruana, es reconocida mundialmente y ha ganado importantes premios internacionales, un ejemplo de eso es el cebiche y anticucho.
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